8 sept 2007

La libertad sin barreras del Loft

Por Evelyn Chacón P.
Revista: OC Magazine
# 2 Año 1
Abril 2007

Seguramente no imaginaría que lo que en los años cincuenta fue una solución económica y hasta política de parte de la sociedad en Nueva York, se transformó en un espacio distinguido para que la élite intelectual de Londres y Berlín habitara en décadas posteriores. Siendo objeto de atención por parte de arquitectos y diseñadores de todo el mundo, se convirtió en movimiento, al que Venezuela no ha escapado, y ya empieza a sentirse la tendencia Loft en nuestras fronteras.

Quizás usted haya visto en una reconocida película romántica estadounidense a una joven pareja derribando muros en un piso de un edificio de apariencia industrial para transformarlo en su nuevo nido de amor. Tal vez la recuerde principalmente por una erótica escena en la que juegan entre ellos mientras trabajan con arcilla...

¿Ya sabe cuál es? Pues ese amplio espacio en el que la chica llora desconsoladamente por la pérdida de su amado y en el que una particular y graciosa médium debe correr por su vida entre maderas, escombros y cajones es una representación muy cercana a una vivienda al mejor estilo Loft.

Techos del doble de altura a lo acostumbrado, metros cuadrados que en otrora fueron utilizados para almacenar materia prima de construcción, grandes ventanales que permiten la entrada sin timidez de la luz natural a cada esquina, tuberías desnudas junto al cemento pulido y el imprescindible acero, son las características arquitectónicas más predominantes de este género.

Quien prefiera la intimidad de los muros no forma parte del público predilecto para este modo de vida, pues las divisiones entre habitaciones –incluyendo baños- son prácticamente inexistentes. La premisa de este movimiento es que puede ser todo lo que sus dueños quieren que sea, lo que lo convierte en una expresión fidedigna de la personalidad de sus habitantes.

No obstante, las curvas, muebles excéntricos y el minimalismo en su máxima expresión es la decoración que más se le adapta. Su amplitud se presta a la exhibición de grandes obras de arte, vidrio acompañado de aluminio, madera lisa, escaleras sin barandas, o cualquier pieza que se asocie con los términos “crudo, urbano, moderno y limpio”.

El loft, en el sentido original de la palabra, simplemente describe la planta superior en un almacén o fábrica. Esta extensión en la actualidad conjura el perfil de un espacio restaurado de gran extensión, en el que la estructura inicial se mezcla con incorporaciones arquitectónicas para el uso doméstico.

En el Nueva York de los años cincuenta, artistas con poca suerte económica habitaban en ellos, pues ofrecían el espacio suficiente para vivir y trabajar sin limitaciones. Pero el gran cambio de concepto surgió cuando paralelamente en ambos lados del mundo, los intelectuales se unieron para salvar almacenes y edificios industriales de diversas ciudades por su contenido arquitectónico, social e incluso por ideales políticos.

Y luego de toda la rebelión que significó esta entrada “ilegal” del loft, los medios de comunicación ayudaron, junto a artistas famosos que empezaron a ocuparlos, a divulgar que éstos eran focos de creatividad y representaban un estilo de vida moderno y chic.

Hoy en día se levantan edificaciones con apartamentos lofts lejos de las zonas de almacenes y fábricas. En el caso latinoamericano puede deberse a que no es común que coexistan estas zonas con las residenciales. Pero el deseo de libertad que generan estos particulares espacios tiene muchos seguidores, no importa que ello implique dejar parte de la intimidad a un lado.

En Venezuela, por ejemplo, la idea de vivir en lofts aún no está muy arraigada. La diseñadora de interiores y exteriores Ellen Andara explica que la familia promedio mantiene un fuerte concepto de privacidad y le es difícil habitar en un área completamente abierta. Sin embargo, nota la tendencia en remodelaciones e iniciativas particulares y disgregadas. "La libertad de los espacios está por llegar".

Un apartamento loft es como un gran lienzo en blanco, es una zona de plena libertad y en un momento en que los cambios bruscos y las innovaciones tecnológicas obligan a seguirle el paso, la vena romántica de un pasado más tranquilo se fortalece. Tal como dijo en 1977 el historiador Robert Harbison: “No hay nostalgia como la nostalgia de máquinas más sencillas, que hoy se encuentran imbuidas del caluroso fulgor de un pasado más simple”. Es justamente esta vida la que busca y sin duda encuentra quien habita en un Loft.

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